Gracias a ellos estoy descubriendo que hay personas a las que verdaderamente les importo, a los que pese a los fallos que cometo saben perdonarme.
Ahora son lo más importante para mi, son mi familia. Ellos me enseñaron que después de la tormente viene la calma, que no merece la pena llorar por personas que ni siquiera luchan por conservar algo que tienen desde hace años. En este momento eso ya no me importa, les tengo a ellos y no necesito a nadie más.
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