Tenia a las mejores amigas, a las mejores personas que había conocido, a las mejores personas en las que se puede confiar, a cuyas personas no podía ni quería separarme.
Pero por culpa del destino o más bien por mi culpa mía las perdi, perdí a aquello que yo más quería. Por culpa de mi idiotez, de mis gilipolleces, por culpa de mis enfados tontos, de mis celos, por culpa de mi influencia, simplemente por mi culpa, por ser como soy.
No hay cosa en este momento que me de más tristeza que ver como se lo pasa, como confían las unas en las otras, como se han olvidado de mi presencia tan fácilmente.
Si por alguna casualidad esas personas leen esto, no me importa que sepan lo que pienso, pero me alegraría saber que por aburrimiento o por que les importo leyesen mi blog, y que así supiesen lo que me arrepiento de haberlas perdido.
Durante este verano, probablemente el peor de mi vida he cambiado bastante, el problema es que no tengo a nadie a quien demostrárselo
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